jueves, 5 de marzo de 2009

DETRÁS DEL DUERO

Silban en el aíre los recuerdos paternales, en el horizonte portugués el sol se esconde perezoso en un sueño nocturno reparador y necesario. Los chopos bambolean las hojas a ritmo de fado y el Duero acoge ilusiones en húmedos abrazos que entienden de lenguajes compartidos. Los peces escapan de asesinas cañas y los barcos ondean la bandera, en un viaje placentero, donde los enamorados arrullan ilusiones. La luna se eleva majestuosa y las estrellas le hacen coro en una nana nocturna.

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